jueves, 19 de noviembre de 2015

Artículo de opinión sobre la obra

Esta obra nos narra como la injusticia ocurre hasta en las familias, esta es la realidad de muchas personas, niños, jóvenes e incluso ancianos que deben buscarse la vida en las calles, esta es una lección de la cual todos debemos aprender, ya que el humano no debe ser rebajado por otro humana.
Debemos analizar bien cada fragmento de la obra para poder apreciar el puno de vista del autor, puesto que el no solo escribe un libro, él nos da un espejo, en el que podemos ver reflejado el lado humano de nuestro país, porque no solo debemos enfocarnos en nuestras riquezas como nación, sino también aceptar lo que nuestra sociedad peruana atraviesa.
Los gallinazos sin plumas es sin duda una de las obras con la realidad mas cruda y dicha sin dimes y diretes, no habla a medias tintas, habla con la verdad, aquella que mucho de nosotros nos hemos negado a ver, Don Santos representa a aquella figura de autoridad que rige en nuestra sociedad, los niños Efraín y Enrique somos todos nosotros que debemos dar nuestro esfuerzo para mantener vivo nuestro sistema, que es representado por Pascua, el cerdo que cada vez crece y pide mas.
El autor no solo nos da una obra de distracción, nos da un simple resumen de todo lo que pasa a nuestro alrededor.

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martes, 17 de noviembre de 2015

Presentación


Bienvenidos a mi blog

En este blog analizaremos la obra "Los gallinazos sin plumas", además de diferentes artículos.

Autora: Sthefany Amelia Paiva Delgado.

Área: Comunicación.

I.E: "Nuestra Señora de Lourdes".



domingo, 15 de noviembre de 2015

Artículo de opinión

Las redes sociales

Si bien es cierto actualmente la tecnología a cobrado una gran importancia para la mayoría de la población mundial.
Como consecuencia de esto son las redes sociales, como facebook, twitter, instagram,gmail, whatsapp, etc, ya que las personas bucamos otros medios por los cuales comunicarnos además de las llamadas telefónicas, desde luego que estos medios nos permiten acceder a un mejor servicio, con mayores opciones.

Creemos estar mas conectados, ¿pero en realidad lo estamos?,la comunicación verbal directa se a ido perdiendo según iban apareciendo mas redes sociales.

Facebook es quizá la red social mas usada y la aplicación mas descargada en la última década, su uso de basa principalmente en la relación pública con otras personas, es decir, podemos contactarnos con personas de manera directa.

Todos nosotros usamos por lo menos un tipo de red social, a la que cada vez accedemos con mayor frecuencia, creemos que de esta manera "socializamos", pero la cruda realidad es que este es solo el reflejo de lo que debería ser en realidad la comunicación, y es que cada vez nos sumergimos en el amplio mundo de las redes sociales, sin saber que así perdemos nuestra capacidad de entablar conversaciones "con sentido".

El mayor indice de uso se encuentra en los adolescentes, cuantas veces hemos visto jóvenes por la calle mirando atentamente su teléfono celular sin prestar atención a lo que ocurre en su entorno.

Es posible que el ser humano cada vez pierda el sentido de las relaciones con otras personas solo por reducir su "mundo social" a unas redes que nos acercan, pero nos alejan los unos de los otros al mismo tiempo.

Guión teatral


Escena 1

Narrador: Esta es la historia de Efraín y Enrique, dos niños explotados por su abuelo, Don Santos, quien mantiene un cerdo engordándolo para venderlo, y son los niños quienes deben buscar la comida para el cerdo, Don Santos en un viejo de mal carácter y abusa de su poder por su pierna de palo.

Entra Don Santos a una habitación, de reducido espacio y dos camas. El espacio está ambientado con plásticos, cubetas, palos y algunos desperdicios.

Don Santos: ¡Arriba holgazanes! ¡Pronto, deprisa que ya amanece! (con su vara golpea levemente a los niños aun recostados)

Efraín: Por favor abuelo, déjanos dormir un poco más, aún no ha salido nadie.

Don Santos: ¡Flojos, eso son, unos flojos que no quieren trabajar, con que comeremos si ese cerdo no engorda! ¡Arriba he dicho! ¡Ni un minuto más!

Enrique: Esta bien abuelo, ya vamos, espéranos un poco.

Narrador: Los niños deben levantarse muy temprano, a las cuatro de la mañana, cuando aún la gente no sale de sus casas, las beatas de dirigen a las iglesias, los noctámbulos caminan penosamente por las calles y los gallinazos sin plumas despiertan.

Efraín: Enrique debemos apresurarnos, casi sale el sol.

Enrique: ¿No estás cansado?

Efraín: Si no vamos el abuelo nos golpeara con el palo, mejor vamos rápido.

 Ambos niños salen de la escena con rostro de cansancio.

Escena 2

El escenario es una calle con botes de basura y los niños se encuentran recogiendo la basura, en los botes hay todo tipo de objetos.


Efraín: ¡mira, es una pera! Como se nota que la gente de estos lados tiene mucha comida como para botarla así.

Enrique: Si, pero nosotros no podemos darnos el lujo de botar nuestra comida.

Efraín: Hace unos días oí al abuelo disfrutar un buen plato de comida.

Enrique: Si, yo también, a veces pienso que no se preocupa por nosotros, casi no comemos nada, es más, creo que me voy a enfermar, me siento muy débil.

Efraín: No hermano, no podemos enfermarnos, el abuelo se molestará mucho si no llevamos la comida para Pascual, ya viste que cada vez se está poniendo más grande y gordo.

Enrique: mira lo que me encontré, esta cajita me servirá muy bien para guardar cosa, ¿no lo crees?

Efraín: Si, creo que te servirá muy bien.

Enrique: Ven, vamos al siguiente bote de basura.

Narrador: La vida no es muy justa para estos niños, a veces la policía puede echar a perder la jornada y todo esta perdido, pues Don Santos los regaña si el cerdo no está satisfecho con la ración de desperdicios.
Aparece en la escena el policía custodiando las calles y de pronto ve a los niños hurgando en la basura.

Policía: Deténganse niños, no pueden estar aquí.

Enrique: ¡Ahora que hacemos, la policía nos atrapará!

Efraín: ¡Corre!

Policía: ¡Alto niños! Vuelvan aquí.

Enrique: Señor policía (casi sollozando), por favor no nos lleve el abuelo nos golpeará con el palo si no llevamos la comida para Pascual.

Policía: ¿abuelo? ¿Pascual?, no deberían estar trabajando, los niños deben estar en la escuela, aprendiendo, no aquí recogiendo basura.

Efraín: Lo sabemos señor policía, pero el abuelo es quien manda.

Policía: No niños, su abuelo no puede explotarlos, es contra la ley, él debe ir preso.

Enrique: ¡No! Vámonos Efraín.

Los niños salen corriendo de la escena el policía trata de seguirlos.

Escena 3

Don Santos los espera con el café recién preparado

Don Santos: A ver, ¿qué cosa me han traído? (husmeando en las cubetas) ¡Idiotas! ¿Qué han hecho hoy día? ¡Se han puesto a jugar seguramente! ¡Pascual se morirá de hambre!

Enrique: Perdón abuelo, hoy nos atrapó la policía y tuvimos que dejar media calle sin recoger.

Don Santos: ¿Acaso son tontos para dejarse atrapar por la policía? ¡Esas son excusas para no trabajar, son unos flojos! Hoy no habrá comida, a ver si así aprenden a hacer bien su trabajo.

Los niños se retiran a su cama llorando por la riña de su abuelo.

Efraín: Ya ves Enrique, hicimos que el abuelo se enoje con nosotros, no nos dará de comer hoy, nos moriremos de hambre.

Escena 4

Narrador: Así van transcurriendo los días de estos niños, la persona interesada en comprar a Pascual es un hombre gordo de muy mal aspecto, todos lo conocen simplemente como el carnicero.

Vendedor: Muy bien, muy bien, ya hay tres menos en la lista, esta semana me ha ido muy bien, debo revisar bien cada una de las casas no se me valla a olvidar alguna y el negocio se me echa a perder. ¡Valla valla! Se me olvidaba una, la casa de Don Santos creo que iré la próxima semana, (riendo) ese viejo es como el diablo, no tiene piedad ni con su propia familia.

En el malecón los niños buscan desperdicios para Pascual.

Enrique: ¿Qué encontraste Efraín?

Efraín: No mucho, solo algunas verduras a medio podrir, ¿qué encontraste tú?

Enrique: Los perros dejaron rastros de comida por aquí, talvez llene los cubos.

Efraín: El abuelo estará muy feliz hoy, creo que el hombre extraño que iba a comprar a Pascual iba a venir por estos días.

De regreso a casa encuentran al comprador de pascual con las manos manchadas de sangre.

Vendedor: Dentro de veinte o treinta días vendré por acá, para esa fecha creo que podrá estar a punto.

Don Santos: Muy bien, supongo que la paga será buena, mi querido Pascual está muy bien alimentado.

Vendedor: Claro que si, por eso no debe preocuparse, si me venden un buen cerdo recibirán también un buen dinero. (Se retira de la escena)

Don Santos: ¿Y ustedes que hacen escuchando ahí? Espero que se hayan esforzado, ya saben que Pascual debe engordar más para dentro de un mes, no deben dormirse en sus laureles, tienen mucho trabajo. (Toma las cubetas) ¡Bravo!, tendremos que repetir esto dos o tres veces por semana.

Narrador: Así pararon los días, los niños, iban al malecón dos a tres veces por semana, ya eran parte de la fauna que allí yacía, los gallinazos y los perros buscaban entre la basura y dejaban ver ciertos desperdicios que eran aprovechados por los niños.

Escena 5

Efraín: ¡ha!

Enrique: ¿Qué sucede?

Efraín: ¡Me he cortado con un vidrio!

Enrique: Está muy profundo, vámonos a casa antes que los perros huelan la sangre.

Efraín: ¡Me duele mucho!

Llegan a casa, Efraín se apoya en el hombro de Enrique.

Don Santos: ¡Que hacen aquí!, ¡vuelvan o les juro que esta vez no tendré piedad en la zurra que les voy a dar!

Enrique: No abuelo, por favor déjalo descansar se ha cortado la pierna con un vidrio y le duele mucho.

Don Santos:(Acercándose a Efraín para analizar la herida) ¡Esas son patrañas! Que se lave el pie en la acequia y que se envuelva con un trapo.

Enrique: ¡Pero si le duele!

Don Santos: ¿Y a mí? ¿Acaso no me duele la pierna? Yo tengo setenta años y aun trabajo ¡Hay que dejarse de mañas!

Enrique: Por favor abuelo, déjalo que descanse, yo trabajaré el doble por él.
Don Santos: Muy bien, trabajaras por tu hermano, pero la ración será la misma o te cae una buena zurra, ¿Entendido?

Enrique: Si abuelo (Toma las cubetas y sale de la escena)

Narrador: Al día siguiente Enrique regresa con un extraño acompañante.

Efraín: Lo encontré en el muladar.

Don Santos: ¡Una boca más en el corralón!

Enrique: No abuelo, no le hagas nada, tiene una buena nariz y sirve para encontrar comida para Pascual

Don Santos meditando mira al cielo y sale de la escena con las cubetas.

Enrique: Mira Efraín, te traje un amigo para que no te sientas tan solo.

Efraín: Tú te llamarás Pedro. ¿Y el abuelo?

Enrique: (Encogiendo los hombros) El abuelo no dice nada.

Narrador: El ambiente en la casa es tenso y se percibe cierta preocupación, al día siguiente Efraín amanece enfermo.

Don Santos: No es posible, ¿ahora tú? Yo mismo me encargaré de esto. (Sale con las cubetas de la escena y luego regresa de mal humor.

Efraín: ¿Qué pasó abuelo?

Don Santos: ¿Qué esperaban, la pierna de palo no me deja caminar?

Narrador: Pasaron días muy angustiosos, Pascual no dejaba de gruñir, su hambre cada vez aumentaba más y nadie podía trabajar.

Don Santos: ¡Arriba, arriba! (golpeando a los niños) ¡A levantarse haraganes! ¿Hasta cuándo vamos a estar así?

Enrique: Abuelo, yo iré pero no le hagas nada a Efraín, su pie está demasiado hinchado.

Don Santos: Lleva todas las cubetas quiero que estén llenas cuando vuelvas.

Enrique sale de la escena.

Narrador: Efraín sale a buscar comida para Pascual, pero el hambre del animal y la falta de bondad de Don Santos lo obligan a hacer un acto deshumanizado.

Enrique: Efraín, ¿Dónde está Pedro?

Efraín: (llorando) Pedro ha mordido al abuelo y él se lo llevó. ¡Se lo llevó Efraín!

Enrique: (Asustado) ¡Abuelo abuelo! ¿Dónde está Pedro?

Don Santos permanece inmóvil mirado hacia el cerdo con cierta satisfacción.

Enrique: ¡No! ¿Por qué? ¿Por qué lo has hecho abuelo? (enojado) ¡cobarde! ¡Voltea, voltea!

Enrique golpea al abuelo y este cae hacia el corralón

Don Santos: ¡A mí, Enrique, a mí!

Enrique: ¡Pronto Efraín, pronto! ¡El viejo se ha caído, es nuestra oportunidad para huir!

Efraín: ¿A dónde?

Enrique: ¡A donde sea, al muladar, donde podamos comer algo, donde los gallinazos!

Efraín: ¡No me puedo parar!

Enrique: Yo te ayudo, vámonos.

En la calle encuentran al policía.

Policía: ¿A dónde van niños?

Efraín: Donde sea, nos vamos de aquí (se alejan)                                              

Policía: A veces la justicia tarda, pero llega.


Narrador: Los niños se fueron buscando un mejor destino y desde el chiquero llegaba el rumor de una batalla.

Argumentación de la obra


 En el cuento"Los gallinazos sin plumas", el escritor Julio Ramón Ribeyro cuenta la historia triste de los niños huérfanos, Efraín y Enrique, que son vilmente explotados por ambicioso y cruel abuelo don Santos. El hombre de setenta años y con pie de palo explota a sus  nietos pequeños    para que consigan en latas  o cubos alimentos  podridos en el muladar  para su engreído puerco Pascual. La ambición del abuelo es engordar al cerdo para venderlo a un buen precio. Un día, Efraín pisó un vidrio, cortándose la planta del pie y después tuvo fiebre. Entonces, Enrique trabajó solo en el muladar llenando los cubos de desperdicios alimenticios y cuando regresó al corralón,  encontró un perro chusco y medio sarnoso y lo llevó para hermano Efraín. Un día llegó el invierno y Enrique se enfermó. El abuelo se preocupó mucho porque sus nietos se habían enfermado y  no había nadie que trajera alimentos para el marrano. El abuelo se fue a la calle más de una vez para conseguir alimentos para su engreído Pascual; pero fracasando. Al cabo de unos días, el abuelo desesperado por los tremendos gritos que metía el Pascual de hambre, levantó a golpes a sus nietos para que fueran al muladar a recoger despedicios alimenticios. Como Efraín no podía levantarse, Enrique salió solo a la calle con dirección al muladar llevando los cubos. Al regresar al corralón con los cubos repletos de alimentos podridos, buscó a su perro y se dio con la ingrata sorpresa de que el Pascual devoraba a Pedro. Entonces, Enrique discutió con su abuelo; éste resbaló de espaldas y cayó al chiquero. Los hermanitos huyeron del corralón.Esta obra puede ser leída como una parábola expresionista: don Santos encarna al despiadado explotador, que no tiene escrúpulos en usufructuar la mano de obra de sus nietos, a cambio de una miserable comida y un precario techo. Solo le interesa el engorde de su cerdo, más que la alimentación y la salud de sus nietos, ya que lo primero le reportará ganancias, pues el animal tiene ya comprador, un hombre «con las manos manchadas de sangre». El único motor que mueve al abuelo es el lucro. En contraparte, los nietos representan al proletario explotado, y practican entre ellos altos valores como la solidaridad y la fraternidad. Por ello mismo se ponen de acuerdo y se complementan para huir de aquel infierno de vida, mientras que dejan al abuelo a merced del propio monstruo que ha criado, el cerdo Pascual, finalizando así la historia con un halo de ironía macabra. Sin embargo, se da también por entendido que los niños tendrán en adelante que valerse por si solos y sobrevivir en otra realidad igual de penosa, que es la vida en la ciudad. El relato es una crítica implícita sobre la pobreza y la explotación que sufren muchos niños en Latinoamérica y en ese sentido mantiene su actualidad.


Biografía del autor


Julio Ramón Ribeyro

(Lima, 1929 - 1994) Escritor peruano, figura destacada de la llamada Generación del 50 y uno de los mejores cuentistas de la literatura hispanoamericana del siglo XX.
Realizó sus estudios escolares en el Colegio Champagnat de Lima, para posteriormente ingresar a la Universidad Católica del Perú (1946), donde siguió estudios de Letras y Derecho. Abandonó los estudios jurídicos en 1952, cuando se encontraba en el último año de la carrera, al recibir una beca para estudiar periodismo en Madrid, adonde se trasladó en noviembre del mismo año.
En julio de 1953, y después de ganar un concurso de cuentos convocado por el Instituto de Cultura Hispánica, viajó a París para preparar una tesis sobre literatura francesa en la Universidad La Sorbona, pero de nuevo decidió abandonar los estudios y permanecer en Europa realizando trabajos eventuales, y alternando su estancia en Francia con breves temporadas en Alemania (1955-56, 1957-58) y Bélgica (1957).
En 1958 regresó al Perú, y en septiembre del año siguiente viajó a la ciudad de Ayacucho, para ocupar el cargo de profesor y director de extensión cultural de la Universidad Nacional de Huamanga. En octubre de 1960 regresó a Francia. En París trabajó como traductor y redactor de la agencia France Presse (1962-72). En 1972 fue nombrado agregado cultural peruano en París y delegado adjunto ante la UNESCO, y posteriormente ministro consejero, hasta llegar al cargo de embajador peruano ante la UNESCO (1986-90).
Hacia 1993 se estableció definitivamente en Lima. En su país fue distinguido con el Premio Nacional de Literatura (1983) y el Premio Nacional de Cultura (1993), habiendo sido galardonado también en 1994 con el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, uno de los galardones literarios de mayor prestigio en el ámbito cultural hispanoamericano.